Desde mediados de Octubre hasta Febrero, “Los Señoritos” una de las cuadrillas del coto social “Alto Guadalimar” de Siles, quedan los sábados y domingos para ir de caza al lote que les corresponde. La densidad de jabalíes no es grande, pero están en contacto con la naturaleza, almuerzan, hacen deporte, se divierten y también cazan jabalíes.
Los miembros de la cuadrilla van con sus perros recorriendo el lote. Es fácil recorrer cada día unos 20 km. rompiendo monte, subiendo y bajando cerros, intentando encontrar algún jabalí encamado que aguante a los perros o que entre a algún compañero que pueda dispararle.
Al llegar a la mancha se sacan los perros de los remolques, la mayoría son podencos, aunque también hay tecker y cruces de sabueso con podenco. Llevan collares fluorescentes, de cuero o de cadena, pero todos con el teléfono, por que pueden aparecer donde nadie los espera. Los perros están nerviosos, de pronto salen corriendo, “están picaos”, empiezan a ladrar, cada vez ladran más fuerte. Parece que han atrancado un guarro, los cazadores corren hacia los ladridos, cada vez están más cerca, los perros ladran más fuerte, de pronto los ladridos empiezan a oírse más lejanos, el jabalí se ha levantado, seguramente ha olfateado a los cazadores.
A lo lejos, cuando ya no lo espera nadie, suena un disparo; puede haber sido Fernando, por allí andaba él y puede ser que le haya entrado el guarro.
Tras unos minutos de silencio empiezan a oírse los walkies:
- ¿Quién ha tirado?
- He sido yo, contesta Fernando, era un buen guarro, creo que va pinchado…
- ¿Se oyen los perros?
- No, se han volcado detrás del morro y no se oye nada.
Sin perder un instante algunos miembros de la cuadrilla se dirigen a donde indica Fernando que pueden estar los perros, es mucha la distancia, pero hay que acercarse o subir a un puntal a ver si se oyen.
Después de andar un rato y subir a un puntal parece que se oyen perros abajo, en el arroyo, esperemos que no sea un perro de algún cortijo.
Al oír ladrar los perros, el ánimo de los cazadores renace, sacan fuerzas de donde no hay y se encaminan a los ladridos.
“El Chano” está viendo el jabalí, está rodeado de los perros y no puede tirar, ya que podría matar alguno.
El Jabalí se defiende a colmillazos, ha herido a algunos perros que vienen en busca de sus dueños, “Paloma” trae un colmillazo en el pecho y “Sultán” lleva un buen tajo en un jamón.
Poco a poco van volviendo los perros, el jabalí se ha metido en la espesura del río y de allí no hay quien lo saque además, lo primero es llevar los perros heridos al veterinario para que los cosa.
Mientras van en busca del veterinario, el resto de la cuadrilla prepara la lumbre y asan morro y oreja de cerdo, durante la comida se habla de cómo ha ido la mañana y también se recuerdan otros días que vienen a la memoria de los cazadores.
Después de comer se decide que mancha se va a cazar y como entrarán los distintos miembros de la cuadrilla a la mancha.
La tarde parece mala, después de una hora de romper monte no se han oído ni un ladrido. Cuando ya nadie espera que salga nada, se oye un perro ladrando en la parte alta de la ladera, de pronto todos los perros empiezan a ladrar y se dirigen a los primeros ladridos, no pasa mucho tiempo cuando se oye un disparo, los perros se callan, seguro que lo han matado, ahora se oye a los perros morder, señal de que la pieza ha sido abatida, los walkies empiezan ha funcionar:
- ¿Quien ha tirado?
- He sido yo – dice Miguel- es un jabalí de unos 40 kilos.
- Muy bien, muy bien – le dicen el resto de la cuadrilla.
- Tenéis que ayudarme a ajorrarlo para subirlo al carril de arriba, ya que es donde más cerca pilla - dice Miguel
Tras subir el jabalí, todos los miembros le dan la enhorabuena a Miguel y se comentan los detalles del lance.
Para poder cazar el jabalí a la mano en el Coto de Siles hay que tener Licencia de caza de Andalucía con recargo de caza mayor, hay que estar en posesión del Permiso de armas si se quiere llevar escopeta o rifle, aunque algunos socios cazan con cuchillo de remate. De 14 a 18 años se puede obtener una autorización especial para el uso (no la posesión) de armas siempre acompañado de una persona mayor, por último hay que ser socio del Coto “Alto Guadalimar” y pagar la cuota anual.
